A mi me ha dado siempre una alegría inmensa, una gran paz y una devoción indescriptible ver pasar junto a mi lado a un sacerdote con su sotana y, no solo eso, también la valentía y ser consecuente con la naturalidad que la llevan porque con ello quiere decir que están inmerso de esa impronta religiosa de la que están revestidos y se dejan ver como lo mas natural dado su condición de sacerdote. Lo contrario, pasar por la calle con «clerigman» me da la impresión de que quien lo lleve tiene como cierto miedo, cierto reparo a que lo tachen de ser demasiado osado, lo siento, ese es mi sentir aunque el Vaticano II lo haya autorizado. María Cristina Cadenas Coronado
A mi me ha dado siempre una alegría inmensa, una gran paz y una devoción indescriptible ver pasar junto a mi lado a un sacerdote con su sotana y, no solo eso, también la valentía y ser consecuente con la naturalidad que la llevan porque con ello quiere decir que están inmerso de esa impronta religiosa de la que están revestidos y se dejan ver como lo mas natural dado su condición de sacerdote. Lo contrario, pasar por la calle con «clerigman» me da la impresión de que quien lo lleve tiene como cierto miedo, cierto reparo a que lo tachen de ser demasiado osado, lo siento, ese es mi sentir aunque el Vaticano II lo haya autorizado. María Cristina Cadenas Coronado
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María Cristina.
El hábito talar es signo de Dios; el clerigman, tal vez, una medianía, no jugarse por entero.
Saludos
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