La Escuela de Frankfurt y la reingeniería social anticristiana (3/3)

III. El sustrato ideológico

En estos paradigmas podemos observar los sustratos ideológicos sostenidos por la escuela de Frankfurt:

La “Teoría Crítica”, como ya se adelantaba en las “recomendaciones”, proclama la necesidad de quebrar la familia como unidad básica de la sociedad, pues es una institución “patriarcal”, por ello plantean que “una interrupción parcial de la autoridad paterna en la familia podría tender a aumentar la disposición de la generación venidera a aceptar el cambio social”[1]. Esto debido a que “la vinculación (de los hijos) a los padres y a la casa paterna es un fuerte inhibidor, irreversible (pues, estos jóvenes) nunca pueden ser aprovechados por el partido revolucionario en interés de la revolución social”[2]. Para romper con este inhibidor hay que re-educar y, concomitantemente, realizar una “revolución sexual”[3] (esta idea es compartida con Herbert Marcuse): “me convencí –dice Reich- que la felicidad cultural en general y la felicidad sexual en particular formaban el contenido mismo de la vida y debían ser la meta de todo esfuerzo social práctico”[4]. Para lograr esto hay que romper con “las leyes patriarcales relativas a la cultura, la religión y el matrimonio (ya que) son esencialmente leyes contra el sexo”[5].

Esta liberación anárquica de todos los instintos lleva al hombre a una aberrante animalización, que pronto despunta en locura. El joven, como se ha dicho, es el objetivo. Un joven que acepta estas ideas como principios se empantana en una obsesión sexualizante, que le quita la alegría, la fuerza y la combatividad, y se convierte en puro objeto de placer egoísta y su horizonte mental no va más allá de la cintura. De esta forma malogran miserablemente su vida.

La sociedad toda está siendo minada por los principios ideológicos de la Escuela de Frankfurt que han penetrado en las más altas esferas gubernativas, pero a su vez en lo más profundo de la intimidad de las personas y esto último es lo que la hace tan exitosa, es una revolución silenciosa, que, como bien ha dicho Timothy Matthes, es una conspiración para corromper.

Conclusión

Luego de esta aproximación a los principios y objetivos “recomendados” por la escuela de Frankfurt para la “revolución cultural”, que procura la destrucción de la cultura de occidente, nos podemos percatar que los principios expuestos se manifiestan claramente en las “políticas”, lineamientos y reglamentaciones que diferentes OI deslizan a los países miembros. La presión ejercida por estos organismos es muy fuerte, y sumado a los lacayos locales, poco a poco la roca de la tradición se va socavando y la identidad de los pueblos desaparece. Esto va produciendo, como consecuencia de esta revolución, una conciencia cada vez más permeable a los cambios y cada vez más laxa a la norma moral que, seguramente, terminará por hacer imposible o intolerable la vida en sociedad.

Mikael

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NOTAS

[1] MATTHES, T., op. cit. En: «Patria Argentina»… op. cit., p. 6.

[2] Materialismo dialéctico y psicoanálisis. Siglo XXI, México, 1970, p. 143. En: DÍAZ ARAUJO, E., op. cit., p. 42.

[3] En este sentido, Wilhelm Reich consideró que la revolución marxista había sido insuficiente por cuanto había permeado sólo en el ámbito socio–político pero no en el ámbito individual. Hasta ese momento, el hombre, a nivel individual, conservaba su relación con una realidad trascendente. Para hacer la revolución total era menester llevar adelante una revolución sexual que afectara también al individuo convirtiéndolo en un ser ocupado sólo de satisfacer sus impulsos vitales y, en consecuencia, situado en la periferia de toda cuestión acerca del más allá.

[4] La función del orgasmo. El descubrimiento del orgón. Problemas económico-sexuales de la energía biológica. Paidós, Bs. As., 1955, p. 170. En: DÍAZ ARAUJO, E., op. cit., p. 47.

[5] REICH, W. La función… op. cit., p. 178. En: Ídem.